Esta raíz tuberculosa, proveniente del sudeste asiático, se ha convertido con el pasar de los años en un ingrediente insignia de los platos orientales. De hecho, hay quienes consideran que muchos platos mejoran significativamente con un toquecito de jengibre. Exploremos a detalle los aspectos que destacan a este condimento:
- Sabor intenso: sus propiedades hacen que con muy poca cantidad sea capaz de elevar cualquier plato. Al ser tan fuerte, la mejor recomendación es añadirlo poco a poco y en la justa medida.
- Un aroma que resalta: al igual que con el sabor, con el olfato podemos reconocer fácilmente el jengibre, pues desprende un olor característico que llena de personalidad a los platos que preparemos. Vale la pena tener en cuenta este aspecto al emplearlo.
- Perfil de sabor característico: su aroma y sabor se describe en tres elementos principales: es fuerte, algo picante y muy aromático. También cuenta con unos toques alimonados que aportan frescura y potencian cualquier preparación.
Ingredientes: Jengibre 65%, agua, azúcar, sal, ácido cítrico.
Remover bien antes de consumir. Refrigerar después de abrir.