El alga Kombu es originaria de Japón y constituye una de las más utilizadas. Pertenece al grupo de las “algas pardas” y entre sus riquezas destaca su alto contenido en yodo que puede influir en el correcto funcionamiento de las glándulas tiroides.
Sus nutrientes predominantes son los carbohidratos, aunque no podemos olvidar su alto valor proteico con respecto a los vegetales habitualmente consumidos. Su valor calórico es escaso, pero su aporte en minerales es abundante, ya que posee hierro, calcio y potasio, todos ellos grandes colaboradores del adecuado crecimiento y desarrollo de músculos y huesos, así como de la contracción muscular y oxigenación de los tejidos.
Contiene ácido algénico que actúa como depurador natural del organismo al facilitar la evacuación intestinal. También aporta ácido glutamínico que permite hacer más digeribles otros alimentos ricos en fibra tales como las legumbres y, al mismo tiempo, saboriza naturalmente las comidas tal como si fuera glutamato monosódico (aditivo saborizante).
En la dieta del deportista, las algas pueden resultar una gran alternativa para reponer las pérdidas de minerales y agua tras la ejercitación física. Por ello, un plato de cereales enriquecido con alga kombu puede convertirse en un buen bocado para después del entrenamiento.